Dentro de los diferentes problemas que se pueden encontrar en una comunidad de propietarios, uno de los más comunes es la morosidad, es decir, que algún vecino deje de cumplir regularmente con los pagos acordados de la cuota de la comunidad.
Se considera moroso a un propietario que no está al día en sus pagos con la comunidad, una situación que afecta a los gastos ordinarios, así como a cualquier derrama o gasto extraordinario que haya en el inmueble. Desde que se cumple un primer mes de impago por parte de cualquiera de los propietarios, ya se considera que esta persona tiene deudas con la comunidad, por lo que se le puede exigir de manera legal.
Hay varias maneras de afrontar la morosidad en una comunidad de propietarios, partiendo de la mediación amistosa y pudiendo llegar a la vía judicial.
La primera alternativa, una vez identificado el deudor, debería ser el diálogo, ya sea de manera personal o en la Junta de Propietarios, donde se puede establecer un plan de pagos más adecuado a las circunstancias del deudor, de manera que se pueda resolver amistosamente el conflicto y poder regularizar las cuotas.
Si la situación no se arregla, es recomendable enviar una carta certificada o burofax para demostrar de manera fehaciente que el moroso recibe la comunicación, ya que todos estos avisos se pueden utilizar posteriormente como prueba en un procedimiento judicial.
En última instancia y si ninguna de estas vías tiene éxito, hay que emprender acciones judiciales, previa convocatoria de Junta de Propietarios extraordinaria, donde se va a establecer la certificación del acuerdo en el que se emprenderán acciones legales contra el vecino moroso. La Ley de Propiedad Horizontal y el Código Civil establecen un plazo de tres meses para iniciar el proceso judicial y este proceso monitorio es de los más utilizados para reclamar cantidades adeudadas por morosidad en una comunidad de vecinos.
En Finques Rodés estamos especializados en la administración de comunidades de propietarios, nuestro equipo de profesionales se encargará de asesorar y gestionar este y cualquier otro problema que pueda surgir en la comunidad, velando siempre por el buen funcionamiento del inmueble y la buena relación entre los vecinos.