Una de las cosas más complicadas y que suscita más diferencias entre los vecinos de una comunidad es la derrama, es decir, la cantidad extra de dinero necesaria para hacer frente a algún imprevisto en la comunidad.
En Finques Rodès te explicamos cómo se afronta una derrama en una comunidad de propietarios.
La derrama tiene como objetivo afrontar el pago de algunos gastos determinados que no se prevén en un presupuesto ordinario en una comunidad de vecinos, sin embargo, la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) no regula cuáles son este tipo de gastos.
La mayoría de las comunidades paga una cuota mensual que sirve para sufragar los gastos diarios y mensuales del inmueble pero casi ninguna comunidad planifica muchos gastos, que con el tiempo, se tienen que afrontar como por ejemplo: reparaciones de humedades, desatascos o la pintura de la fachada, entre otros.
En esta misma LPH no se establece tampoco máximo ni un mínimo de la cuantía de una derrama, aunque sí se distingue cuáles son obras necesarias y cuáles no, ya que por ejemplo, la conservación del inmueble y cualquier obra que sirva para mantener el edificio en sus condiciones óptimas de seguridad y habitabilidad, es algo a lo que están obligados todos los propietarios, así como la eliminación de barreras arquitectónicas.
La aprobación de una derrama se decide en la Junta de Propietarios y se reparte dependiendo del coeficiente de participación de cada vivienda.
Una vez que se haya acordado en la Junta no hay posibilidad de que ningún vecino se niegue a pagar sin consecuencias, ya que en este caso se convertirá en moroso, y si persiste negándose al pago de las derramas, la comunidad podrá iniciar un procedimiento judicial.
En el caso de que sobre una parte del dinero previsto para la derrama, lo más recomendable es dejar el importe en la cuenta de la comunidad y mantenerlo para futuros imprevistos.